Autor de novelas, cuentos, poemas, artículos periodísticos, ensayos filosóficos y textos de naturaleza inclasificable, ejerció una gran influencia sobre la literatura argentina posterior.
Mirió en Buenos Aires en 1952.
Su obra:
No toda es vigilia la de los ojos abiertos; Papeles de Recienvenido; Una novela que comienza; Poemas; Museo de la Novela de la Eterna; No toda es vigilia la de los ojos abiertos y otros escritos; Cuadernos de todo y nada; Teorías; Adriana Buenos Aires, última novela mala; Museo de la Novela de la Eterna, primera novela buena; Epistolario.
Cuadernos de todo y nada
—Mujer, ¿cuánto
te ha costado esta espumadera?
—1,90.
—¿Cómo, tanto?
¡Pero qué barbaridad!
—Sí; es que los
agujeros están carísimos. Con esto de la guerra se aprovechan de todo.
—¡Pues la
hubieras comprado sin ellos!
—Pero entonces
sería un cucharón y ya no serviría para espumar.
—No importa; no
hay que pagar de más. Son artificios del mercado de agujeros.
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