El emperador de China - Marco Denevi

 Marco Denevi nació en Sáenz Peña, Buenos Aires, en 1922.
Fue novelista y dramaturgo. Y también abogado, trabajó en el área legal de un organismo público.
Alcanzó reconocimiento internacional con obras como Rosaura a las diez  y Ceremonia secreta, relatos a la vez realistas y metafísicos. Falleció en Buenos Aires en 1998.
Su obra: Rosaura a las diez, novela; Un pequeño café, novela; Parque de diversiones, novela; Los asesinos de los días de fiesta, novela; Salón de lectura, cuentos; Los locos y los cuerdos; Robotobor, novela; Manuel de Historia, novela; Enciclopedia de una familia argentina, novela; Música de amor perdido, novela; Nuestra Señora de la noche, novela; Una familia argentina; Ceremonia secretaFalsificaciones, microrrelatos; El emperador de la China y otros cuentosHierba del cielo, cuentos; Furmila, la hermosa, cuento; El jardín de las delicias; Mitos eróticos; El amor es un pájaro rebelde; Noche de duelo, casa del muertoLos expedientes, teatro; El emperador de la China, teatro; El cuarto de la noche, teatro; Los perezosos, teatro; El segundo círculo o El infierno de la sexualidad sin amor, teatro; Un globo amarillo, teatro; Fatalidad de los amantes, teatro; La República de Trapalanda, ensayo.




El emperador de China



Cuando el emperador Wu Ti murió en su vasto lecho, en lo más profundo del palacio imperial, nadie se dio cuenta. Todos estaban demasiado ocupados en obedecer sus órdenes. 
El único que lo supo fue Wang Mang, el primer ministro, hombre ambicioso que aspiraba al trono. No dijo nada y ocultó el cadáver. Transcurrió un año de increíble prosperidad para el imperio. Hasta que, por fin, Wang Mang mostró al pueblo el esqueleto pelado, del difunto emperador.
—¿Veis? —dijo—. Durante un año un muerto se sentó en el trono. Y quien realmente gobernó fui yo. Merezco ser el emperador.
El pueblo, complacido, lo sentó en el trono y luego lo mató, para que fuese tan perfecto como su predecesor y la prosperidad del imperio continuase.



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